“EL CHILAM BALAM
DE CHUMAYEL”
El Chilam Balam de
Chumayel procede de Chumayel, distrito de Tekax, Yucatán. Se supone que el
compilador fue un indígena llamado Juan José Hoil, de Yucatán, el libro pasó a
la posesión de algún sacerdote o de su secretario, llamado Justo Balam, quien
inscribió dos registros bautismales.
Los libros se
escribieron con una actitud defensiva y con el afán de afirmar las antiguas
creencias y "desterrar el cristianismo", así como los españoles
pretendían "desterrar la idolatría", el Chilam Balam,
Brujo-intérprete.
Es religiosa,
destacando los fragmentos relativos al mito cosmogónico, sin aparente conexión
entre ellos; tal vez se refieren a las distintas catástrofes cósmicas, que
encontramos en los mitos de otros grupos, como los quichés y los nahuas.
Otros son textos
rituales, profecías de los katunes, fórmulas simbólicas de iniciación
religiosa, como el "Lenguaje de Zuyúa"; textos calendáricos y
astronómicos, e históricos sobre los principales grupos de Yucatán y sobre la
Conquista española.
La obra termina con las
famosas profecías acerca de la llegada de una nueva religión, atribuidas a
Chilam Balam y otros taumaturgos. Los escritos míticos y proféticos están
redactados en un lenguaje arcaico, altamente simbólico y multívoco.
“EL POPOL VUH”
El Popo Vuh, así
llamado, donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración
de nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.
Épico basado en las
leyendas de la extraordinaria civilización maya-quiché, que habla sobre la
creación del mundo. Se sabe que está influenciada por algunos sacerdotes
quienes en su evangelización ayudaron a conservar lo más posible la cultura
indígena.
La creación y el
crecimiento de los árboles y la vegetación, que precedió al hombre, y luego de
los animales, a los cuales se les dio un paraje especial. Con varios elementos
se ensayó el material para hacer al hombre, hasta que el maíz fue el
definitivo.
Los señores de
Xilbalba: Sangre, Ictericia, Cráneo e Infortunio, que vivían en el mundo
subterráneo querían desaparecer a los hombres para quedarse como dueños
absolutos de la Tierra, pero esto no fue posible.
Las aves mensajeras
mandadas por los señores de Xilbaba, les dijeron a Ixbalanqué y a Hunahpu, que los señores del mundo
subterráneo los invitaban a jugar pelota, ellos sin dudar aceptaron y le
dejaron a su madre y a su abuela su única caña para que la cuidaran todos los
días y que si un día se secaba significaba que ya nunca los volverían a ver.
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